Requena-Venta del Moro-Pantano de Alarcón
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Como premio al esfuerzo realizado durante todo el curso, nuestros profes nos llevaron de excursión a Requena, Venta del Moro y Alarcón, donde pasamos cuatro días inolvidables. Nuestro viaje comenzó el martes 13 de mayo. A las 9h de la mañana, salimos dirección a Requena. Cuando llegamos al pueblo, recuperamos energías con un almuerzo a base de bollos y empanadillas típicas de la zona. Con el estómago bien lleno, comenzamos la visita de las Cuevas de la Villa, que fueron excavadas por nuestros antepasados para ser utilizadas como refugios en época de guerra, y como bodegas o silos para almacenar cereales.
Esperemos que no se derrumbe
Después de visitar las cuevas y conocer algunos monumentos del pueblo, fuimos a comer a un parque cercano. Allí nos entretuvimos jugando en los columpios.
¿Cabrá alguien más en este columpio?
A las 14’30h llegamos a Venta del Moro, donde nos preparamos para hacer rafting. El paisaje era maravilloso; había chopos, sauces, robles y algunas aves rapaces merodeando la zona. Nos pusimos el traje de neopreno y nos subimos a unas barcas para comenzar el descenso del río Cabriel (afluente del Júcar) por las distintas hoces que describía su curso. Durante 3 horas estuvimos navegando por el río. Bajamos por rápidos, abordamos las barcas de nuestros compañeros y los tiramos a todos al agua como si fuéramos auténticos piratas. ¡Qué divertido! ¡Qué bien lo pasamos!
A las 22’30h llegamos al Pantano de Alarcón, donde pasamos la noche. Los monitores nos distribuyeron por grupos y rápidamente nos fuimos a cenar. Allí estuvimos hospedados el resto de los días. A la mañana siguiente comenzamos las actividades. Hicimos distintos deportes de aventura como: treetops, escalada, rapel, carreras de orientación, tirolina y tiro con arco.
¡¡Madre mía que altoooooooo!!
Las ganadoras de la prueba de orientación.
Aquí era donde dormíamos.
El jueves por la tarde tocaba senderismo. A las 16h salimos del albergue y caminamos durante 3horas por la montaña disfrutando de un gran paisaje siempre adornado por el cauce del río Júcar. Como hacía muy buen tiempo, nuestros profes nos dejaron pegarnos un chapuzón en el río. ¡Qué fría estaba el agua!
¡¡Qué fría está este agua!!
¿Quién derribará a quién?
¡¡A que parezco la sirenita!!
La última noche tocaba discoteca. Después de cenar nos pusimos súper guapos y nos vestimos con nuestras mejores galas. La fiesta comenzaba y todos bailamos durante horas. Los profes tampoco se lo quisieron perder. ¡Qué ritmo que tenían algunos!
Al día siguiente llegó la hora de las despedidas. Después de comer, tocaba recoger el equipaje y emprender el rumbo hacia Alboraya. Qué pena que nos daba. Nadie quería volver.
Ahora hay que volver a la realidad, cargar las pilas, y retomar el curso acabándolo lo mejor posible.